Retrato de un empleado: Klaus Fickler
¿Cuánto tiempo lleva en SCHULER Consulting y cuál es su función?
Hace casi 26 años, el 1 de julio de 1994, empecé a trabajar en SCHULER Consulting como consultor de PPS. En aquel entonces, me encargaba de implementar el sistema LIGNOS para los nuevos clientes. Para los clientes más antiguos, implantábamos nuevos módulos y optimizábamos el sistema que tenían anteriormente. La optimización se basaba en el análisis de los procesos de negocio. A partir de los resultados, se desarrollaba un nuevo proceso que se programaba o se implementaba de forma específica para cada cliente, según cada caso.
La diversidad de variantes en el sector del mueble siguió creciendo sin parar. Para cuando llegamos al cambio de milenio, se desarrolló y se distribuyó un nuevo producto (COE). Desde ese momento, era posible describir en su totalidad la gran variedad de variantes en que se producen los muebles actualmente. Además, este producto permitía gestionar todo el proceso comercial, desde la operación de venta hasta la producción de la máquina. Este producto lo utilizan actualmente los principales fabricantes de muebles en serie de la región de Alemania, Austria y Suiza.
En cuanto a los sistemas PPS y ERP, el número de paquetes de software específicos para el sector fue disminuyendo continuamente. Al mismo tiempo, se desarrollaron productos de software diseñados especialmente para dar respuesta a requisitos concretos y específicos, como software de asistencia en ventas para el comercio o los productos de CAD/CAM para los fabricantes. Para el año 2000, se popularizó la solución de software integrado. En la actualidad, nuestros clientes trabajan con una serie de productos de software altamente especializados que se interconectan a través de interfaces.
¿Qué le parece su trabajo actualmente?
En enero de 2015, me cambié de la sección de software a la división de consultoría de empresas, siempre dentro de la misma compañía. El principal motivo fue, sobre todo, el crecimiento de las empresas en China. En los primeros años, la industria experimentó una tendencia a industrializarse a base de maquinaria. Sin embargo, al software no se le daba mucha importancia y se consideraba algo "innecesario". En los últimos tiempos, con la estrategia de la industria 4.0, todo eso ha cambiado enormemente. Los modelos de datos, los datos y el software son hoy imprescindibles para poder controlar las máquinas empleadas en la fabricación. La tendencia a la automatización total avanza a toda marcha.
En este sentido, en los últimos años he pasado gran parte de mi tiempo de trabajo en China y el sudeste asiático (Taiwán, Vietnam, Malasia, Australia, Emiratos Árabes Unidos, etc.). Las experiencias que he tenido allí, las diferentes culturas, el renacer de China como potencia mundial... no me habría gustado perderme nada de eso.
¿Cómo ha sido su camino hacia este cargo?
Después de terminar la carrera en la Universidad de Rosenheim, me dediqué a implementar software en la primera empresa en la que trabajé. Por aquel entonces, creaba los datos maestros al completo. Tardamos un año y medio en crear los datos maestros de los programas de armarios y tabiques (de artículos, de piezas, listas de piezas, planes de trabajo), y en desarrollar tres modelos de muebles de oficina. También desarrollaba el software en función de las necesidades del día a día.
En la segunda empresa donde trabajé, me dediqué a programar a tiempo completo durante todo un año. Después, me cambié al negocio de la consultoría: primero implementando software PPS y después orientándome cada vez más a la optimización de procesos de negocio. Y, finalmente, terminé en SCHULER.
¿Qué es lo que más valora de su puesto?
En SCHULER trabajamos en todo el mundo. Además de las exigencias técnicas de nuestros proyectos, nuestro trabajo también se ve afectado por las diferencias culturales. Además, siempre trabajamos en equipo, ya que una sola persona lo tiene cada vez más difícil para dar respuesta a las enormes exigencias de la industria 4.0, la fabricación de tamaño de lote 1 y la personalización en masa. Para cada proyecto de cada cliente, se crea un equipo específico que trabaja con motivación y se responsabiliza de que termine con éxito.
Todos los días se plantean nuevos desafíos, no solo en lo que respecta a nuestro trabajo, sino también en lo relativo a los viajes, la vida en hoteles y la confluencia de culturas diferentes. Es necesario saber llevarlo bien.
¿Cómo describiría la colaboración entre SCHULER y HOMAG?
En los proyectos en los que trabajo, siempre mantengo el contacto con los empleados de HOMAG, ya sea de cara a la próxima implementación de una máquina o porque hay que definir los requisitos del modelo de datos para que una máquina pueda funcionar automáticamente.
Para los distintos proyectos, es muy habitual que se formen equipos mixtos con empleados de HOMAG y SCHULER. Trabajan respetándose mutuamente y cada uno aporta su contribución para lograr una instalación exitosa y una puesta en servicio de las máquinas satisfactoria.
Como estamos en contacto directo con los clientes, detectamos desde fases tempranas si hacen falta optimizaciones en un área de fabricación determinada o si se deben procurar las máquinas e instalaciones necesarias. Y ahí es donde HOMAG entra en juego.
Además, colaboramos estrechamente, por ejemplo, en los estudios de EKG. HOMAG los solicita y SCHULER se encarga de llevarlos a cabo. Para HOMAG comprobamos, por ejemplo, si el cliente es técnicamente capaz de proporcionar datos para la nueva instalación o qué es necesario para ello.