Retrato de un empleado: Hartmut Vöhringer
Hartmut Vöhringer es responsable del control de las máquinas y las instalaciones desde hace 25 años. Aquí nos cuenta cuál ha sido su experiencia durante este tiempo.
25 años dan para mucho... ¿Qué diría que ha cambiado en todo este tiempo?
Cuando empecé a trabajar en WEINMANN hace 25 años, era una pequeña empresa familiar. El departamento de tecnología de control lo formábamos tres personas que nos encargábamos de todo el proceso: desde el trazado y la configuración del esquema de conexiones, pasando por el montaje del armario de distribución, hasta la instalación de la máquina en el taller del cliente y su puesta en servicio. Nos ocupábamos de la máquina en todo momento: desde el diseño hasta la instalación en el taller. El departamento de tecnología de control ha cambiado a medida que WEINMANN ha ido creciendo. Hemos crecido como equipo y nos hemos ido especializando en las diferentes tareas.
Durante mucho tiempo he sido el responsable del departamento de tecnología de control y he estado encantado con este puesto, aunque siempre he intentado involucrarme activamente en los proyectos. Sin embargo, el crecimiento de la empresa supuso un aumento de las tareas administrativas para los jefes de departamento. Hace un año, reestructuramos el área de innovación y diseño de nuestro departamento. Ahora soy el responsable de celdas e instalaciones y puedo volver a trabajar directamente en los diferentes proyectos. Durante todo este tiempo, he aprendido mucho sobre las necesidades que deben cubrir las máquinas y el uso que les dan nuestros clientes. Ahora puedo poner en práctica mi amplia experiencia en los nuevos proyectos. Creo que mi conocimiento en la materia es una de mis mayores virtudes.
¿Qué momentos le han marcado?
Durante todos estos años en WEINMANN he vivido diferentes situaciones. Un momento crucial fue el desarrollo de dos grandes proyectos que se llevaron a cabo a la vez. Ambos tenían un gran alcance y suponían un auténtico desafío. Los proyectos que habíamos completado hasta la fecha ya eran de gran envergadura. Tuvimos que hacer frente al estrés para poder ejecutar los dos proyectos a tiempo y con éxito. Finalmente, conseguimos montar las dos instalaciones en la fecha prevista y, a día de hoy, las dos siguen parcialmente en uso. Al recordar aquel momento, me doy cuenta de que fue un verdadero reto.
También destacaría el tema de las comprobaciones de las máquinas que realizamos en nuestras instalaciones. Al principio, entregábamos las máquinas sin realizar ninguna prueba de funcionamiento, lo que normalmente provocaba retrasos porque era el cliente quien las ponía en marcha por primera vez directamente en la obra. Uno de mis objetivos era optimizar este proceso. Por eso impulsé la medida de que las máquinas se entregaran después de comprobar la puesta en servicio y el funcionamiento. Este paso, que hoy ya forma parte del procedimiento habitual, era totalmente nuevo en aquel momento.
¿Qué opina de la innovación y el cambio?
La tecnología de control es un sector que cambia continuamente. Nuestros controles también han superado muchas fases de desarrollo. Uno de los cambios que más he notado ha sido la posibilidad de acceder a la máquina y solucionar cualquier problema mediante el servicio a distancia. Al principio, esta opción me creaba ciertas dudas, pero sin el acceso a distancia no sería posible utilizar las máquinas de forma eficiente. Actualmente disponemos de infinidad de posibilidades. La tecnología de control ofrece numerosas funciones adicionales, además de la tarea para la que está pensada cada máquina. En sus comienzos, entre un 70 y un 80 % de las tareas de la tecnología de control estaban dedicadas al funcionamiento de la máquina. Hoy en día, puede que lleguen a un 30 o 40 %. La mayor parte está dedicada a otros detalles, como la documentación, las estadísticas y las evaluaciones. Este ha sido otro de los cambios más importantes.
¿A qué le da más importancia en su trabajo?
Lo más importante de mi trabajo es estudiar las necesidades específicas de cada cliente y lograr satisfacerlas. Debemos centrarnos siempre en lo que el cliente necesita y establecer prioridades a partir de ello. Es importante que nos adaptemos a sus necesidades particulares. Debemos estar abiertos a soluciones innovadoras y orientadas al cliente, porque eso es lo que necesitan.
También me parece imprescindible que haya un buen ambiente y compañerismo en el equipo. Todos debemos sentirnos parte del proyecto y participar activamente en su creación y desarrollo.
¿Qué opina de la construcción en madera?
Creo que la madera es un material muy manejable, y eso se refleja en el mecanizado. Es un material excelente. Me entusiasma ver los proyectos de construcción y de viviendas que nos proponen nuestros clientes, son muy interesantes.
WEINMANN forma parte de HOMAG desde hace 22 años. ¿Qué experiencias ha tenido con HOMAG?
Cuando empecé a trabajar en WEINMANN ya vi que la empresa tenía grandes posibilidades de crecimiento, pero ha evolucionado mucho más de lo que esperaba. Pasar a formar parte de HOMAG Group marcó un antes y un después en la historia de la empresa. Para el equipo de tecnología de control, esta unión ha sido todo un acierto, ya que también hemos aprovechado la tecnología de control de HOMAG en nuestra empresa. Con nuestro pequeño equipo, no podríamos haber creado una infraestructura para la tecnología de control de tales dimensiones en tan poco tiempo. Desde el principio, hemos mantenido un contacto muy estrecho con los compañeros de HOMAG. Hemos adoptado muchas de sus medidas en nuestro trabajo, pero también hemos aportado muchas ideas. Los equipos de desarrollo y control hemos intercambiado información sobre nuevos conceptos y funciones constantemente. Obviamente, ha habido muchos cambios durante todos estos años. Ahora formo parte del equipo de ingeniería mecatrónica, por ejemplo. Siempre hemos mantenido una buena relación con los compañeros de Schopfloch: el contacto es directo y constante, y la comunicación es inmejorable.