Para Oliver Bantli y su equipo no hay dos trabajos iguales. Oliver y sus empleados se encargan de todo tipo de trabajos, desde pequeños pedidos de reparación hasta exigentes ampliaciones y proyectos de gran envergadura, y lo hacen al máximo nivel, siempre a tiempo y con una dosis considerable de pasión. O lo que es lo mismo, como un auténtico taller de carpintería. En 1982, Martin Bantli funda un taller de carpintería en Eschenz, Turgovia. Ya desde el principio, la clientela recibe con gran satisfacción el trabajo del maestro carpintero, por lo que el negocio marcha bien y no para de crecer. A finales de la década de los 80 son diez los empleados que trabajaban en el taller de carpintería, que para este momento se ha hecho ya un nombre en su sector. Poco antes del cambio de milenio, su hijo y maestro carpintero Oliver Bantli se incorpora al negocio paterno. Martin le cede el mando y así comienza la modernización gradual de la empresa, basada en las tecnologías CNC y CAD. A partir de 2003, Oliver Bantli continúa su propio camino como único director general. En la actualidad, el pequeño taller inicial se ha convertido en una moderna empresa familiar que cuenta con 50 empleados, amplias salas de exposición, una filial en Zúrich y un sofisticado parque de maquinaria. Sin embargo, hay algo que no ha cambiado: la pasión por el detalle en el oficio.
Precisamente eso es algo que la clientela sabe apreciar, ya sean los vecinos de Eschenz, un gran banco en Zúrich o un hospital en Kreuzlingen. La cartera de productos de los suizos es tan variada como sus clientes: muebles para restaurantes, oficinas, bancos u hospitales; puertas, suelos, ventanas, escaleras, armazones de techo o muebles; reformas de interiores, cocinas o baños... En definitiva, cuanto más exigente sea el encargo, mejor. De esta forma, los carpinteros pueden seguir evolucionando constantemente y, lo que es especialmente importante para Oliver Bantli, la plantilla nunca pierde la pasión por su trabajo en la producción masiva, que puede resultar algo aburrida. Esta diversidad también se refleja en el proceso de trabajo. El personal que se ocupa de las máquinas no trabaja únicamente en una sola máquina de HOMAG, sino que acompañan cada pieza desde que se corta hasta que se concluye su mecanizado para el procesamiento posterior en la sala de bancos. Así, se eliminan los problemas de comunicación, que desde siempre le han resultado tan molestos a Oliver Bantli.
Coherencia total de los datos: una victoria para el taller.
Ahora que los operarios siguen a las piezas en toda su producción, los problemas de comunicación son cosa del pasado, pero ¿qué ocurre con la coherencia de los datos en el resto de operaciones? Oliver Bantli ya se ocupó de este problema en 2007. En aquel entonces, Oliver simplemente no entendía por qué debía introducir medidas, valores o cantidades de un mismo proyecto en el sistema una y otra vez en los distintos puestos. Con la adopción del CAD en 3D, pudo programar una solución que aún hoy se sigue perfeccionando, un verdadero trabajo pionero que está dando sus frutos. Gracias a la coherencia de los datos, todos los empleados ahorran tiempo y estrés por igual. En Turgovia, por ejemplo, las listas de maderas y los programas CNC se generan directamente a partir de los planos en 3D, y la producción se desarrolla sin problemas gracias a los escáneres de código de barras integrados en las máquinas de HOMAG. Como es natural, la planificación de proyectos y el control del tiempo también se han resuelto de forma digital. Todos los empleados ven los proyectos que se están ejecutando a cada momento en unas grandes pantallas y saben cuáles son sus responsabilidades. Al terminar un trabajo, solo tienen que marcar una casilla en su smartphone o PC para registrar las horas. De esta forma, la dirección del proyecto puede supervisar sin problemas si se está ejecutando como es debido. Además, la maquinaria funciona perfectamente coordinada.
Los materiales en bruto entran por la línea principal, en la parte delantera del edificio, y los muebles acabados salen por la trasera. Estos se cargan en el aparcamiento subterráneo, protegidos de la intemperie.
Para Oliver Bantli, un proceso de producción racional y sin interrupciones es esencial. Y es que, aunque los clientes estén dispuestos a pagar un precio digno de la mejor calidad, ello no quiere decir que los costes deban ser excesivamente altos. Por este motivo, el taller de carpintería utiliza la tecnología de HOMAG desde el serrado hasta la aplicación de cantos, pasando por el mecanizado CNC. Oliver Bantli está encantado de ser un adelantado a su tiempo también en este sentido. Actualmente, utiliza el brazo robótico de la DRILLTEQ V 500 para producir piezas de forma más rápida que antes y, si es necesario, también para mecanizarlas automáticamente de forma bilateral. Lo más destacable es que los cuatro operarios de las máquinas pueden ocuparse de otros proyectos mientras la DRILLTEQ perfora paredes de armarios o paneles de cocina sin intervención humana, al mismo tiempo que coloca clavillas o realiza fresados CLAMEX. El hecho de que, gracias al robot, los especialistas puedan realizar otro tipo de trabajos importantes es una de las grandes ventajas de esta solución CNC, que ya había despertado curiosidad de Oliver en la LIGNA 2019. Menos de dos años después, la idea se hizo realidad, en parte gracias al empleado de HOMAG Roy Müller, que puso en marcha la DRILLTEQ en mayo de 2021. También hay que agradecerle a él y a su atención al detalle que no ocurriera ningún problema durante la instalación, según comenta el propietario del taller. Además, el centro de mecanizado CNC vertical necesita poco espacio para el mecanizado de módulos, a pesar de disponer de un brazo robótico. Gracias a todo ello, Bantli AG se beneficia de una perforación más rápida, una tecnología de sujeción sin vacío y el sistema de pinzas de sujeción, que no requiere de tiempos de preparación.
Una auténtica carpintería artesana suiza.
Aunque Oliver Bantli está satisfecho con su parque de maquinaria, tiene una cosa muy clara: es necesario una buena plantilla, ya que son las personas quienes hacen de la empresa lo que es y la llenan de vida.
Por ello, el director general también da gran importancia a fomentar un ambiente de trabajo saludable. Los puntos fuertes se potencian, mientras que los débiles se trabajan para mejorarlos. Si alguien tiene gran interés en un proyecto concreto, siempre es bienvenido para participar en él. Solo así el equipo en su conjunto podrá seguir mejorando y, con ellos, también la empresa. En los últimos años, el taller de carpintería Bantli ha puesto en práctica esta forma de pensar y ha llevado a cabo varios proyectos interesantes. Hace apenas unas semanas, por ejemplo, un grupo farmacéutico abrió su sede en el futurista centro comercial THE CIRCLE, en el aeropuerto de Zúrich. Bantli AG fabricó todo el equipamiento de interiores para las oficinas en un tiempo récord, lo que supuso un proyecto ingente para la empresa con unos plazos muy reducidos, a los que además se sumaron retrasos provocados por otros proveedores. Para sacarlo adelante, trabajaron al mismo tiempo hasta 19 montadores en las fases más importantes y, a pesar de todas las adversidades, pudieron cumplir con el plazo. Al fin y al cabo, "si Bantli se compromete con un plazo, Bantli lo cumple". Además de este gran encargo, este tradicional taller de carpintería ha equipado en los últimos años varios hospitales, bancos y empresas de Internet, Sin embargo, Oliver Bantli no quiere centrarse únicamente en proyectos de esta envergadura.
"Necesitamos a los clientes particulares. Ahí es donde mi gente recibe una opinión real que los motiva. Y eso es algo que no puede reemplazarse".
Oliver Bantli, maestro carpintero y propietario
Los trabajos para clientes particulares conforman entre el 30 y el 40 por ciento de su facturación: pequeñas reparaciones para vecinos, trabajos con madera maciza o incluso un extravagante chalé de lujo con una sauna en forma de proa de barco. No hay dos trabajos iguales y, por muy exigentes que sean, el personal de Bantli sabrá cómo llevar a cabo cualquier encargo. Su orgullo profesional no les permitiría entregar un mal trabajo. Y cuando se recibe un agradecimiento sincero del cliente, no hay nada que pueda igualársele. Eso sí, en Eschenz no se dan por satisfechos tan fácilmente.
Nuevas ideas para el futuro a la vuelta de la esquina.
A Oliver Bantli no le gusta quedarse quieto; siempre está alerta y, cuando tiene una idea, intenta llevarla hasta el final, lo que se refleja también en su colaboración con HOMAG. Desde hace 16 años confía en las máquinas y soluciones de la planta de Schopfloch, y sigue impulsando mejoras. Lo mismo ocurre con la DRILLTEQ:
junto con los especialistas de HOMAG Suiza, trabaja en una solución para fabricar elementos decorativos de acuario. Con la ayuda de una célula fotoeléctrica y la inteligencia artificial, quiere producir de forma aún más eficiente y hacerles la vida más fácil a los empleados que trabajan con las máquinas.
Además, actualmente están construyendo una nueva nave de fabricación para el departamento de carpintería. Al mismo tiempo, Oliver Bantli sigue ampliando su red de calefacción: utiliza los restos de madera del taller para calentar no solamente su propia empresa, sino también 18 viviendas de los alrededores. La empresa genera también gran parte de su propia electricidad. Así es como la empresa se preocupa por su propia sostenibilidad, que el propietario quiere poner de relieve para seguir creciendo. Debe conseguirse de forma orgánica, nunca forzada. Oliver Bantli prefiere que sus trabajadores sigan creciendo y que se sientan entusiasmados por los proyectos más exigentes. No en vano, la empresa familiar cuenta con siete aprendices del oficio, ya que, por muy desarrolladas e innovadoras que sean las máquinas, el futuro está en los trabajadores.
«Las personas son nuestro capital más preciado, no las máquinas.»Oliver Bantli, maestro carpintero y propietario